Un día, Marta Torres se echó a caminar por Barcelona y todavía no ha parado. Lo peculiar de su caso es que caminó incansablemente entrando y saliendo del Metro de la ciudad. Lo convirtió en su particular laboratorio de investigación. Mientras uno sale del metro para ir a alguna parte, ella, al contrario, salía sujeta por lo que había visto, lo que había descubierto y, sobre todo, las preguntas que le iban agolpando en cada viaje.

¿A quién se le ocurrió bautizar a esa estación con ese nombre? ¿Cuál era la relación entre los nombres y los lugares por donde uno emergía en ese lugar geográfico de la ciudad?

A veces era obvia la conexión de lo uno con lo otro. En otros casos, no.  A veces predominaba el punto geográfico, en otros el homenaje o la simple referencia. De esta manera, con paciencia, tenacidad y, sobre todo, una insaciable curiosidad, Marta Torres hizo emerger la Barcelona que circula por el metro. Y lo contó, estación a estación, en un libro magnífico y original:

Barcelona Metro a Metro .

Un volumen que funciona como una caja repleta de sorpresas. Ahora, Marta lo ha convertido en el fundamento de un proyecto innovador, rico en sus posibilidades y en el ejercicio para concretarlas. A fin de cuentas, son los propios ciudadanos, como no puede ser de otra manera, quienes gobernarán sus contenidos. Un proyecto que aguarda a ese inversor que sí cree que Barcelona, más allá de presumir y pavonearse de ello, es una ciudad sí que premia la creatividad y la innovación social,